En los últimos meses se logró exponer por
completo un descubrimiento histórico en el sector de la ciudad de David en
Jerusalén. Las bases estructurales o piedras fundamentales del Muro Occidental
(Kotel o Muro de los lamentos) fueron expuestas desde su nivel más bajo.
La estructura, que estuvo oculta bajo tierra
durante miles de años, fue descubierta gracias al hallazgo previo de un canal
de desagüe de la época de Herodes. Actualmente el panorama arqueológico del
Muro Occidental o Kotel está casi completo y estará a la vista del público
dentro de algunas semanas.
Las
piedras fundamentales encontradas, fueron puestas sobre la roca firme del Monte
del Templo en su punto más bajo y estuvieron bajo tierra aún desde la época del
segundo templo. El equipo que realizó la excavación fue dirigido por el
profesor Ronny Reich de la Universidad de Haifa y Eli Shukron de la Autoridad de
Antigüedades de Israel.
El
acceso a las piedras fundamentales se logró a través del canal de drenaje que
Reich y Shukron dieron a conocer hace muy poco. El canal tiene una longitud de
600 metros y se extiende desde el lugar conocido como el Estanque o Cisterna de
Siloé hasta el pie del Monte del Templo.
Estas piedras se caracterizan por ser menos lisas que las observadas en
la parte del muro que se encuentra a la luz pública. Además el tallado
herodiano, típico de las piedras del Muro Occidental, es menos elaborado, pero
posee enormes dimensiones como las del Kotel. En los últimos meses el lugar del hallazgo
ha sido visitado por ministros israelíes, miembros de la oposición, el alcalde
de Jerusalén y altos miembros del ejército, que en su recorrido desde el
Estanque de Siloé se llenaron de una notoria emoción que incluso dejó ver
algunas lágrimas.
El canal de drenaje herodiano, por el cual Shukron y Reich encontraron
las bases del Kotel, pasa por debajo de una calle pavimentada en la época con
enormes lozas de piedra. Este fue hallado por casualidad cuando Shukron y su
equipo excavaban en la ciudad de David para revelar otro segmento de la calle
herodiana. Repentinamente Shukron resbaló y cayó dentro de un canal secundario
que luego lo condujo al canal principal: “Fue una absoluta sorpresa. No
soñábamos con llegar hasta allá”, relata Shukron. Esto sucedió en
el año 2007 y desde ese entonces han sido cuatro años de excavaciones que
condujeron a 600 metros de una estructura que relata la destrucción del Segundo
Templo y la gran rebelión judía en el imperio romano.
El testimonio de Flavio Josefo cobra vida
Hallazgos adicionales como figuras, elementos de cocina y una
gran colección de monedas del segundo, tercero y cuarto año de la rebelión,
revelan un antiguo misterio: Este canal de desagüe fue aparentemente el último refugio de los pocos
rebeldes que quedaron y se ocultaron de los soldados romanos.
Un
testimonio explícito de esto se encuentra en “La guerra de los judíos” que escribió Flavio
Josefo (Yosef Ben Matityahu): “…Quedó
aún una sombra de esperanza entre los déspotas y sus amigos bandidos que estaban
con ellos (refiriéndose a los rebeldes), porque lograron escapar a través de
los túneles. Ellos confiaron en que los romanos no podrían encontrarlos en su
huida y decidieron ocultarse allá hasta que los romanos destruyeran enteramente
la cuidad y se desviaran de ella dando así alivio a su temor. Sin embargo su
esperanza fue un sueño.”
Flavio
Josefo relata que los guerreros judíos huyeron al “valle que se encontraba debajo de Siloé.”
Reich y Shukron afirman que es lógico suponer que los utensilios enteros
encontrados en el canal de desagüe eran aquellos que los rebeldes llevaron a su
escondite. “El que
sobrevivió a la guerra civil, al sitio romano, a la destrucción y no fue
eliminado de inmediato por las manos de los romanos, puso su esperanza en los
canales de desagüe subterráneos y buscó refugio en ellos”, concluye
Shukron.
En el canal de desagüe se encontraron objetos que refuerzan las
conjeturas del desarrollo de estos sucesos. Entre los más sorprendentes están
la espada de un legionario romano y un grabado de la Menorá del Templo.
La
espada es tal vez el hallazgo más emocionante del canal, la cual pudo haber
sido usada por un romano anónimo para asesinar a algunos rebeldes ocultos. La
espada mide 50 cm, fue hecha en hierro y se encontraba dentro de una funda de
cuero.
El otro
hallazgo es una piedra que posee un gravado poco común de la Menorá. Reich y
Shukron mencionan: “Aunque se conoce la Menorá de siete
brazos, vemos en este caso una de cinco.” Según los dos
arqueólogos, el hallazgo de esta pieza es de gran importancia para la
descripción del origen de la Menorá, ya que aclara en teoría los fundamentos
originales de esta que al parecer tenía la forma de un trípode. Además el hecho
de que esta pieza se haya encontrado tan cerca del Monte del Templo tiene una
importancia especial.
Los
investigadores suponen que un transeúnte observó la belleza de la Menorá y
quiso gravarla en una roca que luego arrojó en el camino.
Un
tercer hallazgo, también muy significativo, fue una campana de oro con un pequeño
ojal encontrada en el suelo del canal. Cabe suponer que la campana fue tejida
en el vestido de un hombre de alto rango en Jerusalén y que vivió a finales del
periodo del segundo templo, es decir en el siglo I dC.
Los responsables de la excavación
estiman que el cascabel lo perdió probablemente un gran sacerdote del Templo,
ya que estos dignatarios utilizaban esos ornamentos, según la Biblia. El
dueño del cascabel probablemente “caminaba en la calle y de alguna manera se le
cayó de la vestimenta hacia el canal del desagüe”, señaló Shukron.
Agregó que el cascabel
es el único de este tipo hallado hasta ahora en Jerusalén y se corresponde con el
periodo del Segundo Templo, lo cual lo convierte en un hallazgo “muy inusual”.
El Segundo Templo estuvo en pie del 515 a.C. al 70 d.C.
El pasaje bíblico de Exodo
39:25-26 menciona cascabeles de oro cosidos en el dobladillo de las vestimentas
de sacerdotes del templo, además de granadas
decorativas: “Se hicieron también campanillas de oro puro, y se pusieron
campanillas entre las granadas en las orillas del manto, alrededor, entre las
granadas; una campanilla y una granada, otra campanilla y otra granada, en las
orillas alrededor del manto, para ministrar, tal y como el Señor se lo había
ordenado a Moisés”.