LA MENCIÓN MÁS ANTIGUA DE ISRAEL EN LA
HISTORIA: LA ESTELA DE MERENPTAH
La más antigua
evidencia arqueológica de la existencia de Israel como nación es de hace 3.226
años. Una inscripción está datada en el año 1208 aC. Es decir: hace 3.226 años.
O dicho de otra forma: 200 años después de Moisés y de la salida del Pueblo de
Israel de la esclavitud en Egipto.
La prueba se llama
“La Estela de Israel” o también: “La Estela de Merenpath”. Una estela es un
monumento monolítico con inscripciones que tiene siempre una
función conmemorativa: una muerte, un hito político-geográfico, o un triunfo. Hay
estelas muy famosas: El código de Hamurabi, la Piedra Rosetta, o la Estela de
Israel...
Esta “Estela de
Israel” fue realizada en tiempos del faraón Merenptah, que fue el cuarto faraón
de la XIXª dinastía de Egipto. Merenptah es el decimotercer hijo de Ramsés II y
el cuarto de los que concibió con Isis Nefert. Y dado que Ramsés II fue muy
longevo, murieron los tres hermanos de Merenptah, y a pesar de ser el cuarto en
la línea sucesoria, a los sesenta años heredó el poder de Egipto durante diez
años.
La estela de Israel,
o de Merenpath, hace referencia a hechos acaecidos seis años después de la
muerte de Ramsés II, cuando su sucesor emprendió campañas bélicas contra los
pueblos vecinos a Egipto: los libios y los cananeos. Estas campañas estaban
destinadas en último término a enseñar a los sacerdotes de Amón quién tenía el
poder.
Su altura es de
aproximadamente 318 cm. y un ancho de 163 cm. El material es granito negro. Se
puede contemplar en el Museo Nacional Egipcio de El Cairo, y una copia de la
Estela se colocó en Karnak. William M. Flinders Petrie fue un pionero de los
métodos arqueológicos modernos, catedrático de Egiptología en el Reino Unido.
El descubrimiento de la Estela de Israel fue su momento culminante en su
carrera como egiptólogo.
En 1896
su equipo excavaba un templo en Luxor -Alto Nilo- y ese templo resultó que
había sido construido por Merenptah -con piedras de la tumba de Amenhotep III, también
una estela en la que se documentaban los logros arquitectónicos de Amenhotep.
Por el otro lado, la victoria de Merenptah contra los pueblos del mar. El
filólogo alemán Wilhelm Spiegelberg, que formaba parte del equipo, corrió a
traducir los nombres de esos pueblos. Los dos, el filólogo y el arqueólogo
fueron conscientes de que habían encontrado la que hasta hoy mismo sigue siendo
la más antigua prueba arqueológica de la existencia de Israel en la antigüedad.
En concreto lo que dice
de Israel es que es una nación que ha sido arrasada hasta que no le queda
semilla alguna con la que regenerarse. Lo cual es una exageración jactanciosa,
pues sólo tres siglos después tenemos constancia de los reyes de Israel: Ajab y
Omrí.
Los
pueblos mencionados en la estela llevan el determinativo de tierra
extranjera, pero Israel es mencionado de diferente manera, al utilizar el
determinativo como un gentilicio: se habla de «las gentes de Israel», mostrando que para los
egipcios de esa época, Israel era considerado un
grupo extranjero. Este importante primer documento extra-bíblico expresa además
la presencia de los israelitas como uno de los grupos que pueblan el área del levante mediterráneo.
Traducción:
Los príncipes están postrados, diciendo:
¡clemencia!
Ninguno alza su cabeza a lo largo de los Nueve
Arcos.
Canaán está
despojada de todo lo que tenía malo,
Ascalón está
deportada, Gezer está tomada,
Yanoam parece como si no hubiese existido jamás,
Siria se ha convertido en una viuda para Egipto.
¡Todas las tierras están unidas, están pacificadas!
William M. Flinders Petrie,
después de una excavación en el Delta del Nilo -Tel Al Yehudi- abandonó Egipto
y se dedicó a investigar la época anterior a la invasión de los filisteos (S
XIII aC.) en el sur de Israel y el Sinaí. Trabajó hasta los 85 años,
muriendo en Jerusalén el 28 de julio de 1942; está enterrado en el cementerio
protestante del Monte Sión.