La “Piedra de Pilatos” registró el nombre y posición de Poncio Pilatos en una dedicatoria al Emperador:
Todos
conocemos a Poncio Pilatos y su sórdido papel en la Pasión de Cristo. Sin
embargo, se conoce muy poco del hombre además de su arbitraje en el juicio de
Cristo.
Sabemos
que fue un prefecto romano que gobernó Judea durante el reinado del emperador
Tiberio (14-37 dC.) pero, más allá de su presencia en los Evangelios, unas
pocas y breves referencias de historiadores romanos y un puñado de monedas
supuestamente acuñadas por el prefecto, hay muy pocas evidencias de que Pilatos
hubiera existido en realidad.
Así fue
hasta el descubrimiento la “Piedra de Pilatos”, una pieza de caliza tallada con
el nombre de Poncio Pilatos inscrito en ella. El arqueólogo italiano Antonio
Frova y su equipo encontraron la Piedra de Pilatos en una excavación de un
antiguo teatro romano en Cesarea, Israel, edificio construido por decreto del
rey Herodes en torno al 10 aC.
La placa,
de 82 cm de ancho por 68 cm de alto, que hoy se encuentra en el Museo de Israel
(Jerusalén), fue escrita en latín e incrustada en una sección de escaleras que
conducen al anfiteatro de Cesarea. La inscripción dice lo siguiente: “Poncio
Pilato, prefecto de Judea, ha dedicado al pueblo de Cesarea un templo en honor
de Tiberio”.
La
información descrita coincide con el gobierno del emperador Tiberio entre los
años 14 y 37 d.C. y también con el cronograma bíblico descrito en el Nuevo
Testamento: Lucas, por ejemplo, se refirió en su Evangelio a Pilato como el
gobernador romano de Judea durante el reinado de Tiberio César.
Además de
los Evangelios, también escribieron sobre el procurador romano varios
historiadores paganos de la época. Cornelio Tácito, historiador romano del
siglo I, mencionó a Pilato en uno de sus escritos: “se imputó a los cristianos
que toman su nombre de Cristo, el cual durante el imperio de Tiberio, había
sido condenado a muerte por el Procurador Poncio Pilato”.
Esquema de la ciudad-puerto de Cesarea Marítima en tiempos de Herodes
En
UCatholic.com se explica que Pilatos tenía su base de operaciones en Cesarea,
que reemplazó a Jerusalén como capital administrativa de Judea en el 6 dC.
Esta
emblemática piedra dedicada a Pilato concuerda con lo que se conoce de su
carrera y su vida. En consecuencia, la escritura constituye el registro más
antiguo que sobrevive, con datos sobre la existencia histórica de esta persona;
también conocida desde el Nuevo
Testamento y mencionado en las historias
romanas.
El anfiteatro romano de Cesarea Marítima
Es
probable que el poder y la soberanía de Poncio Pilato se desarrollara en Cesarea Marítima (la «residencia gubernamental
y sede militar» a partir de 6 aC.), donde se descubrió la piedra, y viajó a Jerusalén.
La
piedra de Pilato original se encuentra en el Museo
de Israel, ciudad de Jerusalén.
También se conocen otras réplicas que
pueden encontrarse en el Museo Arqueológico de Milán, Italia. La
piedra, junto con otros objetos han sido expuestos en varios museos con el
fin de conocer más a fondo temas relacionados con la religión.
Aunque
erosionada por el paso del tiempo, pueden distinguirse algunos fragmentos de la
inscripción caliza. Por lo que los arqueólogos pueden leer, parece que es una
piedra dedicatoria que dice:
“Al divino Augusto Tiberio
…Poncio Pilatos
…prefecto de Judea
…le dedica esto “
Este
descubrimiento corrobora la posición de Pilatos como prefecto de Judea, además
del tiempo en que estuvo en su cargo. UCatholic señala que hay varias otras fuentes
seculares que mencionan al prefecto,
como los escritos de Flavio Josefo en Antigüedades judías en torno al
año 94, de Filón de Alejandría en Embajada a Gayo, y de Publio Cornelio
Tácito, uno de los historiadores romanos más conocidos.
Sin
embargo, todas estas obras se escribieron muchas décadas después de que Pilatos
abandonara su puesto de prefecto de Judea. La “Piedra de Pilatos” continúa
siendo la única evidencia directa de Pilatos, quien, bastante literalmente,
marcó en piedra su relevancia histórica.
“Moneda de
bronce acuñada entre los años 26 y 36 d.C por el prefecto de Judea Poncio
Pilato, quien condenó a Jesús”
Los detalles de la biografía de Poncio Pilato
antes y después de su nombramiento como prefecto de Judea y tras
su participación en el proceso contra Jesús de Nazaret son
desconocidos. Aunque varias fuentes textuales posteriores (los Annales de Tácito y los
escritos de Flavio Josefo) lo mencionan como procvrator (procurador) o
como praeses (gobernador), su
denominación oficial fue la de praefectus que, según había ya sospechado
O. Hirschfeld en 1905, era la que correspondía a tal cargo hasta la época de Claudio.
Moneda de Tiberio Claudio César Augusto Germánico, historiador y político romano
La Torre Antonia, junto al Templo de Jerusalén, lugar del poder romano
Cronológicamente, las siguientes menciones de Pilato en fuentes
históricas corresponden a las obras de Flavio Josefo, historiador judío y ciudadano romano, quien escribió en el último cuarto del siglo I. En efecto, tanto en la
Guerra de los judíos, publicada entre los años 75 y 79, como en las Antigüedades judías, de la década del 90, aparece varias
veces como gobernador de Judea entre los años 26 y 36. Según este historiador,
Pilato tuvo un mal comienzo en lo que respecta a las relaciones con los judíos
de su provincia: de noche envió a Jerusalén soldados
romanos que llevaban estandartes militares con imágenes del emperador. Y la
situación se complicó porque las insignias fueron colocadas en la Torre
Antonia, cuartel general de las cohortes romanas, es decir, justo frente a uno
de los ángulos del complejo del Templo, con el añadido de que los judíos
creyeron que los auxiliares romanos quemaban incienso frente a las imágenes de
Tiberio y Augusto. Este suceso provocó un gran resentimiento debido a que
vulneraba la prohibición de la Torah del uso de ídolos, y una delegación de principales entre los judíos representantes del Sanedrín, viajó a Cesarea para protestar por la presencia de las insignias y exigir que las
quitasen. Después de cinco días de discusión, Pilato intentó atemorizar a los
que hicieron la petición, amenazándolos con que sus soldados los ejecutarían,
pero la enconada negativa de aquellos a doblegarse (pues incluso se inclinaron
en tierra y mostraron sus cuellos para ser degollados, aunque Pilato sólo había
pretendido engañarlos para que cedieran) y dado el alto coste político (ya que
Pilato llevaba apenas seis semanas en el puesto y habría tenido que ejecutar en
esa sola ocasión hasta a seis mil judíos) le hizo acceder a su demanda.
(Antigüedades Judías, libro XVIII, capítulo III, sección 1.)
Cesarea Marítima, lugar de residencia de los procuradores romanos
Josefo aún menciona otro alboroto: a expensas de la tesorería del templo
de Jerusalén, Pilato construyó un acueducto para llevar agua a Jerusalén desde una distancia de casi 40 km. Pilato
solicitó del Gran Sanedrín fondos del Tesoro del Templo para financiar la obra,
bajo la advertencia de que si eran negados tendría que aumentar los impuestos.
Los sacerdotes se negaron en principio alegando que era dinero sagrado, pero
cedieron bajo la condición de que se ocultara el origen de los fondos y de que
el principal flujo del líquido llegara a los depósitos del propio Templo, pero
el acuerdo fue descubierto. Grandes multitudes vociferaron contra este acto
cuando Pilato visitó la ciudad. Pilato envió soldados disfrazados para que se
mezclasen entre la multitud y la atacasen al recibir una señal, lo que resultó
en que muchos judíos muriesen o quedasen heridos. (Antigüedades Judías, libro
XVIII, capítulo III, sección 2; La Guerra de los Judíos, libro II, capítulo IX,
sección 4.)
Josefo informa que la posterior destitución de Pilato fue el resultado
de las quejas que los samaritanos presentaron a Vitelio, por entonces gobernador de Siria y superior inmediato de Pilato. La
queja tenía que ver con la matanza ordenada por Pilato de varios samaritanos a
los que engañó un impostor, reuniéndolos en el monte Guerizim con la esperanza
de descubrir los tesoros sagrados que supuestamente había escondido allí Moisés. Vitelio mandó a Pilato a Roma para comparecer ante Tiberio, y puso a Marcelo en su lugar. Tiberio murió en el año
37, mientras Pilato todavía estaba en camino a Roma (Antigüedades Judías, libro
XVIII, capítulo IV, secciones 1 y 2.) temeroso de ser juzgado y ejecutado por
su antigua relación con Sejano, ya que tras la caída de éste, todos los que se
relacionaron con él fueron tratados como enemigos por el emperador Tiberio y en
su mayoría ejecutados. Incluso, se ha llegado a relacionar su decisión de ceder
ante la presión del Sanedrín judío en el juicio de Jesús (cuando los sacerdotes
le recordaron que si soltaba a un supuesto subversivo como Jesús, que se
proclamaba rey, entonces no era amigo de César, es decir, del emperador de ese
momento, Tiberio), para salvar su carrera e incluso su vida y así evitar que
Tiberio sospechara de su lealtad y lo mandara llamar a Roma para investigarlo y
juzgarlo como asociado a Sejano. Además, y ya que Sejano había hostilizado en
vida a la colonia judía de Roma, después de su muerte, Tiberio ordenó a Pilato
cambiar hacia una política favorable a las costumbres judías.
Parte del
anfiteatro romano de Cesarea Marítima construido por Herodes
El historiador romano Tácito, nacido alrededor del año 55, que no era amigo del cristianismo,
escribió poco después del año 100, menciona a Pilato en relación con la
persecución de Nerón y el origen de
los cristianos: “Cristo, el fundador del nombre, había sufrido la pena de
muerte en el reinado de Tiberio, sentenciado por el procurador Poncio Pilato, y
la perniciosa superstición (el cristianismo) se detuvo momentáneamente, pero surgió de nuevo, no solamente en Judea, donde comenzó aquella peste, sino
en la capital misma (Roma)...”.